sábado, 15 de febrero de 2020

Innovación en el área de lenguas extranjeras (reflexión)

Innovar dentro del ámbito educativo no siempre es tarea fácil. Aunque en la actualidad todo docente debería tender a innovar, lo cierto es que este proceso es bastante lento. Todavía hay mucha gente que se resiste a innovar y por pereza, comodidad o inercia, prefiere lo tradicional. El problema reside en que el alumnado que tenemos en las aulas hoy en día, no son los alumnos “tradicionales”. Son nativos digitales. Y los profesores y profesoras deben ser conscientes de esto. La escuela debe ser como la vida misma. Y la realidad más inmediata es esa, no la que había hace 10 o 15 años.
¿Qué es lo único que se necesita para poder empezar a innovar en el aula, en concreto, en el aula de lenguas extranjeras? Un simple cambio de actitud. El profesorado debe estar dispuesto a hacer el esfuerzo por cambiar y aunque dé algo de miedo al principio, debe ser consciente de que no está solo en esto. A partir de ahí, todo será “coser y cantar”.
El profesorado de lenguas extranjeras no es como el profesorado de otras materias. El profesorado de lenguas extranjeras tiene que guiar y enseñar a hacer cosas. Debe enseñar a sus alumnos y alumnas a comunicarse eficazmente. Propiciar que el alumnado se sienta capaz de comunicar. Se tiene que hacer especial hincapié en la competencia comunicativa antes que en el conocimiento de las estructuras lingüísticas. En otras palabras: el foco se pone en el uso. Los profesores y profesoras deben ir dejando a un lado esos ejercicios mecánicos y empezar a proponer ejercicios más abiertos y variados en los que se propicie la creatividad del alumnado. Debe propiciar la interacción comunicativa. Eso sí, debe trabajar con materiales lingüísticos y textos comunicativos reales (actividades de recrear situaciones, jugar determinados roles, etc.)
El profesorado de lenguas extranjeras debe caracterizarse por su inquietud a la hora de buscar nuevas ideas o actividades que realmente motiven al alumnado. Todo lo que nos dicen el libro de texto y esas largas listas de vocabulario y verbos están muy bien, pero todo eso puede enseñarse y aprenderse de otra manera mucho más activa, dinámica y participativa.




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